Muchos de nosotros estamos en el curso de
Teología para obtener los 3 créditos curriculares y así seguir pasando al
siguiente semestre. Tal vez habrá alguno, no lo sé, que si abiertamente le
preguntasen si tuviera la posibilidad de dejar el curso, su respuesta podría
ser afirmativa. Asimismo, se presentan otras interrogantes como en qué nos
beneficiaría el curso. Muchos de los cursos que hemos llevado en primer año nos
han servido para afianzar conocimientos previos como por ejemplo el curso de Matemática o el de Lengua pero muchos se preguntaran en
que me ayuda a mí llevar un curso donde todo se centre en la persona de JESÚS.
Ello es comprensible ya que también a mí me ha
pasado con otras asignaturas pero lo bueno de ello es que uno no es el misma
persona que empieza el curso y logra
terminarla; como decía Heráclito “nadie
puede bañarse dos veces en el mismo río” por qué algo habrá cambiado desde la última
vez que uno pudo introducirse en las “aguas”, y para nosotros esas aguas es el curso, nadie
podrá decir terminando el curso, creo yo, no ha pasado nada conmigo y que se sienta igual que antes de ingresar a clases porque el
contexto cambia aun la información que almacenamos influirá en otras que ya teníamos.
Como este curso nos llevara a
recordar y tener presente a JESÚS, creo yo, durante casi todo el semestre; es
indispensable saber quién fue Jesús o que significa Jesús. Muchos dicen que fue
un hombre más en la tierra, otros como los judíos creen que es un profeta más,
otros, que fue un predicador, y otros,
los que somos creyentes, creemos que fue el hijo de Dios, “el verbo hecho
hombre” (Juan 1: 1-18), la promesa de Jehová para con el pueblo de Israel.
Esta promesa registrada en los libros del antiguo
testamento como lo dice (Génesis 49:10) cuando menciona “No será quitado el
cetro de Judá, Ni el legislador de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; Y a
él se congregarán los pueblos”. Pero ¿en qué parte menciona al Mesías, nombre
con el que se conoce al enviado de Dios? Ello se encuentra en la parte que menciona a Siloh ya que este término
significa el que da paz, descanso y es el mismo Jesús quien es considerado como príncipe de paz, asimismo, él
dice a sus discípulos “estas cosas os he hablado para que en mí
tengáis paz” (juan 16:33).
La
promesa de un salvador, de un Mesías estaba hecha para el pueblo; y desde que
fue hecha hasta que se hizo real pasaron muchos años en los cuales muchas
personas que dudaron de la llegada de un elegido y otros tal vez desistieron de
la idea de un salvador. Lo cierto es que llegado el tiempo de su aparición, el
propio pueblo de Israel no lo recibió y por el contrario lo rechazo y juzgo, así lo resume
Juan 1:11 “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron”. Y por lo que
entendemos ellos aún siguen esperando al Mesías, su salvador. Pero, ¿qué llevo al
propio pueblo de Israel a la duda y la
incertidumbre?, las razones pueden ser varias, pero la que más me llama la
atención es la que dice que antes de que
Jesús empiece su ministerio hubieron otros que se hicieron llamar los “mesías”
e incluso varios de estos hombres formaron grupos de levantamientos. Sin embargo, lo que
paso con Jesús fue que muchos se sorprendieron de que él hubiera dicho que iba
a morir pero resucitaría al tercer día,
afirmación que nunca se había mencionado en los otros que le antecedieron.
Jesús dice esto porque realmente sabe y
tiene conciencia de quién es, Dios mismo. Porque si todo lo que dijo hubiera sido falso no se hubiera cumplido la
doctrina que él mismo predicaba, que ningún mentiroso entraría al reino de los
cielos.